Oración y Plegaria

 LA TRADICIÓN UNIVERSAL DEL SONIDO SAGRADO

Objetivos

El objetivo de este taller – y de talleres posteriores- es señalar que a través de todo el mundo encontramos tradiciones con palabras de poder especial, frases mágicas o códigos secretos –que son manifestados por la persona de manera interna por medio de la lengua del pensamiento o exteriorizados con palabras o/y sonidos-  y que pueden desentrañar y clarificar los grandes misterios de la vida de otra manera inaccesibles para la mente humana. Tales tradiciones aparecen en la religión, las ciencias ocultas, el misticismo, el chamanismo, y casi todos los caminos espirituales conocidos. También la poesía, la literatura y la filosofía de todo el mundo reconocen el poder de la palabra y el sonido para influenciarnos y movernos en niveles profundos. Aunque acceder a los poderes del universo no es tan simple como repetir hasta la saciedad una frase del tipo “ábrete sésamo” o similares, pero hay sonidos claves y palabras de poder que, bajo ciertas circunstancias, pueden despertar energía y revelar nuevos descrubrimientos y realizaciones internas de manera intensa y reiterada, a la vez que beneficiosas y útiles para el autocrecimiento psicoespiritual.

Este taller para navegantes es un modo de reflejar que la personal re-ligación consciente con lo Sacro y Eterno, con Dios, se puede conseguir también por medio de La Palabra y a través de su energía conectarnos con Lo Numinoso. Y que su alcance y realización no queda reducido a las prácticas cristianas (oración y plegaria, principalmente, además de cántico, salmodio, himno, alabanza…), ni a sus equivalente conceptuales (Dhikr, Sutras, Mantras, Pujas, Tefilá, Japji…) de otras tradiciones sagradas y filosóficas. Tampoco queda reducido su alcance a las prácticas empleadas en las tradiciones metafísicas y esotéricas (invocación, evocación, decreto, llamado, remenoración, Fíat …o al empleo de baños de sonido con gongs, cuencos tibetanos, campanas, diapasones, …). Existe en todo ello –en todas las prácticas psicoespirituales derivadas del Sonido y La Palabra- innumerables líneas energéticas cuyos campos de frecuencia vibratoria resuenan dentro del organismo humano (activando la Kundalini, o recibiendo el Espíritu Santo, o provocando la manifestación Shekinah, o modificando patrones del ADN humano, o como cada persona prefiera conceptualizar el objetivo y beneficio de su experiencia) en función del nivel de desarrollo de la Conciencia individual para incrementar así la particular frecuencia vibratoria de la energia del cuerpo, de la mente y del espíritu del practicante. Estas practicas con el Sonido sagrado y la Palabra puede adoptar múltiples formas. Muchas personas siguen las normas e instrucciones de las grandes religiones y de sus autoridades y rezan, invocan o decretan… de forma explícita para que ocurran hechos específicos. Algunos se dirigen a un dios o diosa personal, al Poderoso, o al Ser Supremo, otros a un universo impersonal o a lo Absoluto … pero toda la energía utilizada en el mantra, en el rezo, la invocación o el decreto …, tendra su utilidad en la medida que haya Devoción en el practicante. Y aunque la verdadera devoción sea un sentimiento de Unidad, de Amor Incondicional, con el Todo (no de unidad con la particular identificación egóica del amor condicionado que une al grupo religioso-espiritual, al lider o autoridad, o al libro -Sagrado o profano- en concreto, siempre la practica aportará alimento nutritivo para el crecimiento. Resulta obvio señalar que una conducta ética y moral no solo es necesaria sino imprescindible para acompañar la efectividad y beneficios de todas las prácticas psicoespiritules con el Sonido y La Palabra. 

 » En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.Este era en el principio con Dios.Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella…Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía este mundo…A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, Yo Soy el que Soy , los que nacieron de Dios, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad «

( Juan, 1: 1-14)

 

EL SONIDO, Las Claves y su interpretación (de Parvathi Kumar)

EL SONIDO EN LA RELIGIÓN ETERNA (Sanátana Dharma, de Surat Shabd Yoga)

… EN EL COMIENZO ERA LA PALABRA… (*)

“En el comienzo era la Palabra”, dice el Evangelio según San Juan, y “La Palabra era con Dios y la Palabra era Dios”. Esta declaración es un eco casi exacto de un verso del Rig Veda: “En el comienzo era Brahman, con quien era la Palabra y la Palabra era realmente el supremo Brahman”. La filosofía de la Palabra puede ser rastreada en sus diferentes formas y modificaciones, desde las antiguas Escrituras hindúes, a través de las enseñanzas de Platón y los Estoicos hasta Filón de Alejandría y el autor del Cuarto Evangelio.

 Quizás pueda llegarse a comprobar la existencia de un eslabón histórico entre todas las sucesivas escuelas de pensamiento; quizás no. El asunto no es muy importante. La verdad puede ser redescubierta independientemente en diferentes épocas y lugares. El poder de la palabra para bien y para mal ha sido reconocida por la humanidad desde el amanecer de la historia. Las tribus primitivas la entronizaban en sus tabúes y cultos secretos. Las culturas del Siglo Veinte han prostituido la Palabra utilizándola para publicaciones políticas y comerciales.

 Lo que realmente cuenta es que apreciemos el poder de la Palabra en nuestra vida espiritual y esta apreciación sólo puede venir por medio de la experiencia práctica. Las personas que jamás intentaron repetir el nombre de Dios sólo son aptas para burlarse de esta práctica, considerándola vacía y mecánica: “¡Repetir la misma palabra una y otra vez!”, exclaman despectivamente, “¿qué bien puede hacer esto?”.

La verdad es que estamos convencidos – a pesar de que nuestra experiencia diaria nos demuestre lo contrario – de que siempre pensamos con lógica y coherencia. Pero en realidad la mayoría de nosotros no hacemos esto. Los pensamientos coherentes sobre cualquier problema, ocupan una pequeña parte de nuestras horas de vigila. Por lo general estamos en un estado de ensueño, una niebla mental de impresiones sensorias desconectadas entre sí, recuerdos deshilvanados, migajas de frases de libros y periódicos, relámpagos de temores y resentimientos, sensaciones físicas de incomodidad, excitación o tedio.

 Ahora bien, si nosotros introducimos en medio de este estado de ensueño la repetición del nombre de Dios, descubriremos que podemos controlar nuestros estados a pesar de la interferencia del mundo exterior. De todos modos, siempre estamos repitiendo palabras en nuestra mente, el nombre de un amigo o de un enemigo, el nombre de una ansiedad, el nombre de un objeto deseado y cada una de estas palabras está rodeada de su propia atmósfera mental. Tratemos de repetir ‘guerra’ o ‘cáncer’ o ‘dinero’ unas se ha coloreado por las asociaciones relacionadas con esas palabra. De igual manera, el nombre de Dios cambia el clima de nuestra mente. No puede ser de otra manera.

En las Escrituras hindúes a menudo encontramos esta frase: “Tomar refugio en su nombre”. (En el libro de los Proverbios XVIII. 10, leemos: “Torre fuerte es el nombre del Señor; a Él correrá el justo y será protegido”). Esta frase, que a primera vista puede parecer demasiado poética, llega a tener un significado muy real y literal en nuestra vida espiritual. Cuando la mente se siente violentamente sacudida por el dolor, el temor o por las necesidades de alguna emergencia física, al punto que es imposible usarla para meditar y ni siquiera para pensamientos razonables, hay algo que siempre podemos hacer: repetir Su nombre una y otra vez. Una vez que hayamos probado y comprobado el poder de la sagrada Palabra, confiaremos en ella cada vez más. Mediante constante práctica la repetición se vuelve automática,  a no tiene que ser impuesta conscientemente. Es como el termostato de un calefactor o un refrigerador. Cada vez que la mente alcanza una ‘temperatura’ indeseable, descubrimos que la repetición comienza por sí mima y continúa todo el tiempo que sea necesario.

Por supuesto, la mera repetición del nombre de Dios es insuficiente, como bien lo señala Patanjali. Debemos también meditar sobre su significado. Sin embargo, un proceso sigue naturalmente al otro. Si perseveramos, nuestra repetición nos conducirá inevitablemente a la meditación. Gradualmente nuestro ensueño confuso dará lugar al pensamiento concentrado. Ya no podemos continuar repitiendo ninguna palabra sin comenzar a pensar sobre la realidad que ella representa. A menos que seamos muy avanzados en la práctica espiritual, esta concentración no se mantendrá más que unos pocos momentos; la mente se deslizará nuevamente a su campo de ensueño. Pero será un ensueño de una clase más elevada, un ensueño dominado por sattwa más que por rayas o tamas. Y el Nombre, perpetuamente pronunciado dentro del campo de ensueño, será como un suave tirón a nuestra manga, demandando y finalmente capturando otra vez nuestra atención. 

LA CIENCIA DE LA PALABRA HABLADA (**)

Hace más de doce mil años, los sacerdotes y sacerdotisas del fuego sagrado invocaban la Llama de la Vida, aplicando los principios de la ciencia de la Palabra hablada. Esta ciencia, que se ha practicado por muchos siglos tanto por adeptos en el lejano oriente como por místicos occidentales, bosqueja los usos de la voz en conexión con el chakra de la garganta para dar mantras, salmodias, oraciones, invocaciones, afirmaciones, cantos de júbilo y alabanza, y fíats de luz para incrementar la acción de fuerzas benignas sobre el planeta y en el mundo del individuo.

Definiciones de la palabra hablada

La Oración/Plegaria:

Una petición devota o cualquier otra forma de comunión espiritual, con Dios o con un objeto de adoración; una comunión espiritual con Dios o un objeto de adoración, tal como en una súplica, una oración de agradecimiento, una adoración o una confesión; una fórmula o secuencia de palabras que se usa en, o se dedican a la plegaria; una petición, instancia.

La Invocación/Evocación:

El acto de invocar o llamar a una deidad, espíritu, etc., para que ayude, proteja, inspire y demás; súplica; cualquier petición o súplica de ayuda o asistencia; una forma de orar invocando la presencia de Dios, que se pronuncia especialmente al comienzo de una ceremonia pública; un llamado a Dios o a los seres que forman una unidad con Dios para que proporcionen poder, sabiduría y amor a la humanidad, o para que intercedan a su favor; súplica para que fluya luz, energía, paz y armonía manifiestas en la tierra así como en el cielo.

El Mantra:

Una fórmula mística o invocación; una palabra o fórmula, generalmente en sánscrito, que se recita o canta con el fin de intensificar la acción del espíritu de Dios en el hombre.

La Salmodia:

Una corta, sencilla melodía, que se caracteriza especialmente por notas individuales con las que se entona un número indefinido de sílabas, que se usa para cantar los salmos, cánticos, etc. en las misas. Tanto en Oriente como en Occidente, el nombre de Dios se salmodia repetidamente en el ritual de expiación, en el que el alma del hombre se une con el Espíritu de Dios al entonar el sonido de Su nombre. En Sánscrito es AUM o AUM TAT SAT AUM y en Inglés I AM THAT I AM (YO SOY EL QUE SOY). Cuando se entona el nombre de Dios o de uno de los miembros de las huestes celestiales, la vibración del ser se reproduce, con lo que la esencia misma del Ser es atraída hacia el que canta. Por lo tanto los cantos, cuando se usan adecuadamente, magnetizan a la Presencia ya sea universal o individualizada de la Conciencia Divina.

El Decreto:

Para miles de devotos de la luz de Dios en todo el mundo, el decretar se ha convertido en una «aclamación de alegría a Dios». Durante la última década, los que han buscado las verdaderas enseñanzas del Verbo de Dios han descubierto que la ciencia de decretar es una de las formas más eficientes de meditación —una meditación que se lleva a cabo majestuosamente por medio del poder de la Palabra hablada.

 Decretar: decidir, declarar, mandar o imponer; determinar u ordenar; dar órdenes. El decreto es la más poderosa de todas las peticiones a la Deidad. Es el mandato del hijo o hija de Dios dado en el nombre de la Presencia YO SOY y del Cristo para que la voluntad del Todopoderoso se manifieste abajo como arriba. Es el medio por el cual el reino de Dios se convierte en realidad aquí y ahora, por el poder de la Palabra Hablada. Puede ser corto o largo y generalmente se caracteriza por un preámbulo formal y un cierre o aceptación.

El Fíat:

Un decreto, sanción u orden autoritativos; un manifiesto; una corta invocación dinámica o decreto que usa generalmente el nombre de Dios YO SOY, como la primera palabra del fíat, P.ej.: ¡YO SOY el Camino! ¡YO SOY la Verdad! ¡YO SOY la Resurrección y la Vida! Los fíats son siempre exclamaciones del poder, la sabiduría y el amor Crísticos afirmados conscientemente y aceptados en el aquí y ahora.

 La Afirmación:

Aserción de que algo existe o es cierto; confirmación o ratificación de la verdad; declaración solemne. Afirmaciones son fíats que pueden ser más largos y con detalles más específicos. Afirman la acción de la Verdad en el hombre —en su ser, conciencia y mundo—. Se usan alternadamente con negaciones de la realidad del mal en todas sus formas. Igualmente, afirman el poder de la Verdad que desafía las actividades de los caídos.

El Llamado:

Una exigencia, una reclamación, una solicitud u orden de venir o estar presente; una solicitud pidiendo algo; el acto de convocar al Señor, o la convocación del Señor a su descendencia. «Mas el Señor Dios llamó a el hombre y le dijo: ¿dónde estás tú?» (Génesis, 3:9) «… de Egipto llamé a mi hijo.» (Mateo 2:15).

Llamar: hablar en voz alta y articulada a fin de ser oído en la distancia; hacer retornar de la muerte o plano astral, P.ej.: «¡Lázaro, levántate!»; pronunciar en voz alta y articulada; anunciar o leer en voz alta y con autoridad. El llamado es el medio más directo de comunicación entre el hombre y Dios, y entre Dios y el hombre, que se usa frecuentemente en casos de emergencia, P.ej.: ¡Oh Dios ayúdame! ¡Arcángel Miguel, toma el mando! El lema del iniciado es: «El llamado exige la respuesta». Me invocará  Y yo le responderé (Salmos 9, 1:15). Invocaban al Señor y él les respondía (Salmos 99:6) 

 (*) Extractos del libro “Cómo conocer a Dios. Los aforismos del Yoga de Pantajali” de Swami Prabhavananda & Cristopher Isherwood (Editorial Sarada Ma Publishing, RodeoCanyon/California 2007)

 (**) Extractos del libro “La Ciencia de la Palabra Hablada” de Mark L. Prophet & Elizabeth Clare Prophet (editorial Summit University Press, Los Ángeles/California 2019)