MEDITACIÓN

¿QUÉ ES PARA TI LA ORACIÓN Y LA PLEGARIA? (1ªpt)

Para Francisco de Asís, que no escribió ningún tratado sobre la oración. Tampoco se preocupó demasiado en enseñar a sus hermanos un método de oración. Pero esto no le impidió ser un guía seguro, al tiempo que un ejemplo viviente, en el camino de la unión con Dios.  Lo esencial de su enseñanza, así como de su experiencia personal sobre la oración, se halla contenido en la siguiente frase de la Regla bulada:

«Aplíquense los hermanos a lo que por encima de todo deben anhelar: tener el espíritu del Señor y su santa operación»

Relatan los primeros biógrafos de San Francisco que oraba de tal modo que no era un hombre en oración sino la misma oración hecha hombre. El encuentro con un Cristo vivo y resucitado había cambiado totalmente su vida. Y ese encuentro se transformó en diálogo sincero, profundo, confiado e incesante. Encendido en un Amor sobrenatural, todo su ser fluía hacia Dios en canto, alabanza, acción de gracias y adoración profunda. La vida de oración, según Francisco, es ante todo ese gran anhelo, esa búsqueda incesante del Espíritu del Señor y de su acción en nosotros. Somos incapaces, por nosotros mismos, de nombrar dignamente a Dios. No sabemos orar como es debido. ¿No consiste la oración, para el cristiano, en unirse a Jesús en su relación con el Padre? Orar es aprender a decir «Abba». Y eso sólo es posible gracias al Espíritu. El Espíritu del Señor es el gran iniciador en la vida de oración. Por eso debemos anhelarlo por encima de todo y dejarle actuar en nosotros  ¿Cómo podemos abrirnos al Espíritu del Señor? ¿Cómo podemos dejarle actuar en nosotros? En la Búsqueda del Santo Grial, quien logra, al final de su aventura, llegar a la contemplación divina en la iluminación del Espíritu, es el caballero de corazón limpio. Para Francisco, tan familiarizado con este tipo de literatura que llamaba a los primeros hermanos sus «caballeros de la Tabla Redonda», la búsqueda del Espíritu del Señor es también una aventura que requiere, ante todo, un corazón puro. Por eso, inmediatamente después de exhortar a sus hermanos a anhelar por encima de todo tener el Espíritu del Señor, les invita a «orar continuamente al Señor con un corazón puro» (1)

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

“La Oración de San Francisco, un mensaje de Paz para el mundo de hoy” (Leonardo Boff)

Para Teresa de Jesús, la oración consiste en escuchar a Dios escuchar los gemidos inefables del Espíritu Santo en el corazón, que ya propuso san Pablo (Rm 8, 14-26). Aun la misma oración activa consiste primordialmente en un diálogo, nunca un monólogo, entre el orante y Dios. El trato amistoso con Cristo sitúa al alma, en los diversos grados de la oración, en una actitud de escucha. De hecho, Dios habla cada vez con más intensidad al alma puesta en oración. Al principio, en el diálogo predomina la locuacidad humana; pero en los últimos grados de la oración, Dios se comunica con el orante mediante los fenómenos místicos: locuciones o hablas, visiones, revelaciones, heridas de amor y otras formas (…) La vida en sí es oración. El servicio al prójimo, es una manera de orar, la oración auténtica fortalece al alma para servir al prójimo (…) Teresa vincula su crecimiento y maduración en la vida espiritual, hasta las mercedes místicas, al ejercicio de la oración. Por otra parte, comprobamos que las fluctuaciones de su vida espiritual están en relación directa con los altibajos en su oración personal. Lo mismo que las caídas, sus tiempos bajos se deben al abandono de la oración. Y, finalmente, cuando se decidió dedicarse totalmente a la oración, se elevó a las alturas y no volvió a descender. Ella misma reconoce que dejar la oración por humildad, por no querer simultanear el diálogo con Dios y con las amistades, fue la peor de las tentaciones. He aquí algunos testimonios que describen su drama interior:

«Quisiera tener licencia para decir las muchas veces que en este tiempo falté a Dios, por no estar arrimada a esta fuerte columna de la oración».

«Miren esto, por amor de Dios, todos los que tratan oración. Sepan que el tiempo que estuve sin ella era mucho más perdida mi vida».

«Este fue el más terrible engaño que el demonio me podía hacer debajo de parecer humildad, que comencé a temer de tener oración, de verme tan perdid”.

«Estuve un año, y más, sin tener oración, pareciéndome más humildad. Y esta, como después diré, fue la mayor tentación que tuve, que por ella me iba a acabar de perder; que con la oración un día ofendía a Dios y tornaba otros a recogerme y apartarme más de la oración»

Paralelo a este cuadro negativo, oscuro y peligroso de su vida sin oración, santa Teresa traza otro más auténtico: el camino que le condujo a Dios, a la conversión definitiva. Desde el abandono de la oración y la cumbre mística se desarrolla su vida cotidiana en la que sucede de todo. Pero la oración será el remedio universal. Le sirve para tener paciencia en las enfermedades y conformidad en las adversidades; en ella aprende el amor y el temor de Dios; encuentra fuerzas para superar las caídas, para prevenirlas antes de que sucedan; la oración es la puerta de todas las mercedes que recibe de Dios; el remedio universal para todos sus males espirituales; en ella se sumerge para sacar fuerzas de su propia flaqueza en el encuentro inmediato con Dios hecho padre y amigo entrañable (…) Su oración, especialmente en sus grados más elevados, con el cortejo de visiones y revelaciones que comporta, fue una fuente de información en su vida (2)

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;

fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.

TERESA DE JESÚS EN ORACIÓN (Daniel de Pablo Maroto)

Para Juan de la Cruz, «quien huye de la oración, huye de todo lo bueno» (…) «Procure ser continuo en la oración, y en medio de los ejercicios corporales no la deje» (…) «Por ninguna ocupación dejar la oración mental, que es sustento del alma» (…) “¿Qué más quieres, ¡oh alma!, y qué más buscas fuera de ti, pues dentro de ti tienes tus riquezas, tus deleites, tu satisfacción, tu hartura y tu reino, que es tu Amado, a quien desea y busca tu alma? Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca. Ahí le desea, ahí le adora y no le vayas a buscar fuera de ti, porque te distraerás y te cansarás y no hallarás ni gozarás más cierto, ni más presto, ni más cerca que dentro de ti” (…) San Juan de la Cruz sigue la tradición mística cristiana que distingue dos categorías generales de oración: la meditación, que «es acto discursivo por medio de imágenes, formas y figuras, fabricadas e imaginadas por los sentidos» ; y la contemplación, que «se comunica e infunde en el alma por amor, lo cual las demás potencias» (…) Califica a la contemplación como «ciencia sabrosa», ciencia «altísima sabiduría y lenguaje de Dios» «ciencia de amor». (…) Empleando un término muy descriptivo que no ha tenido la fortuna que merecía, la define también como «oración de desapropio» porque tiene por objeto la negación y el desprendimiento de todo lo que no sea Dios, “sólo El es nuestra compañía”; “Si quieres venir al santo recogimiento, no has de venir admitiendo sino negando” También se define como oración de recogimiento porque “consiste en poner toda el alma, según sus potencias, en sólo el bien incomprensible y quitarla de todas las cosas aprensibles” (…) Mientras el orante se aplique a la oración buscando experiencias de las que apropiarse, no hará más que alimentar su propio egoísmo y sentido de individualidad. La propia búsqueda de Dios es convertida en un proceso que ha de ser experimentado y gustado por el individuo sin darse cuenta de que la verdadera felicidad está en que la individualidad quede anonadada, rebasada y transcendida. Solo el desasimiento del deseo de apropiación de experiencias trae la verdadera paz, pero necesita ser cultivado entre ciertas virtudes como la constancia, la paciencia y la humildad; «La verdadera devoción y espíritu consiste en perseverar allí con paciencia y humildad, desconfiando de sí, sólo por agradar a Dios». (…) Pero la principal de todas las virtudes es, a juicio de san Juan de la Cruz; la fe. La fe es una actitud o una disposición especial del alma que está dispuesta a renunciar a todo por conocer a Dios. Es el anhelo de conocerse conociendo al Creador. Cuando la meditación discursiva ha cumplido su cometido y el aspirante se inicia en la práctica contemplativa, la fe desempeña un papel decisivo en las siguientes etapas del itinerario espiritual. El hecho de que el individuo acepte que, para llegar a Dios, el alma sólo tiene el camino de la oscuridad y las tinieblas del desconocimiento, sólo puede darse en la confianza que el alma pone en Dios. Esa fe es la actitud que lleva a renunciar a todos los modos naturales de conocer porque se confía en acceder al verdadero conocimiento de Dios (…) Paradójicamente, son las ansias de saber lo que avoca al alma a abismarse en la nube del no saber. En el lenguaje sanjuanista, ese caminar en el vacío de la oscuridad tiene lugar en la «noche de la fe». Y la contemplación es oscura porque implica avanzar en una disposición especial de renuncia y de entrega para, finalmente, alcanzar la visión de Dios simbolizada por la luz plena. Pero llega un momento en que el alma ha de abismarse en las oscuras tinieblas del desconocimiento y aceptar la eventualidad de la muerte del ego. (3)

«Tómame, Señor,
en la riqueza divina de tu silencio,
plenitud capaz de colmar todo en mi alma.

Haz callar en mi lo que no sea Tú,
lo que no sea tu presencia
toda pura,
toda solitaria,
toda apacible.

Impón silencio a mis deseos,
a mis caprichos,
a mis sueños de evasión,
a la violencia de mis pasiones.
Cubre con tu silencio
la voz de mis reivindicaciones,
de mis quejas.

Impregna de tu silencio
mi naturaleza demasiado impaciente por hablar,
demasiado inclinada a la acción exterior y ruidosa.
Impón  incluso silencio en mi oración,
para que sea impulso  puro hacia ti;

Haz descender tu silencio
a lo más profundo de mi ser
y haz subir este silencio hacia ti
en homenaje de amor! «

La Oración contemplativa según SAN JUAN DE LA CRUZ (Willigis Jäger)

OPINIONES

VIVIR EL SILENCIO

Para Juan Casiano, la oración (método) que recomienda tiene una notable semejanza con la doctrina de la “imaginación activa” que desarrolló C. G. Jung. En ella se trata de hacer conscientes contenidos inconscientes, en cuanto que o se continúa fantaseando una ilusión o se abandona incondicionalmente a un estado de ánimo momentáneo para dilucidar el afecto que lo ha causado. Se trata de actuar contra los afectos y deseos destructivos para liberarse de ellos precisamente por la imaginación. También para Jung esta “imaginación” sólo puede tener lugar desde el punto de vista religioso, es decir: “Sólo puede realizarse desde la consideración respetuosa y responsable de lo numinoso”. Según Casiano, el monje tiene que imaginarse que está siempre delante de Dios, bajo la presencia escrutadora e inquisidora de su mirada; pero aquí se deja guiar por Él para salir de sus hábitos erróneos, de sus vicios, de sus pecados, y espera e implora que Dios le dé fuerza para superar sus falsas actitudes, pues el monje ya sabe que sólo por sus propias fuerzas no puede curarse, que ninguna técnica de meditación ni método de oración puede provocar su curación, sino sólo la gracia de Dios, a la que él humildemente se abandona. El autoconocimiento tiene lugar no sólo simplemente con vistas a mí mismo, sino también, de una manera decisiva, en relación con mis semejantes. Pedir por el prójimo es, por lo mismo, un método fecundo de autoconocimiento. En cuanto nos decidimos a pedir por el prójimo, vemos también claramente nuestra relación con él. En la plegaria por otro renunciamos a todos los intentos de autojustificación y, más bien, buscamos ver al otro a la luz de Dios. Seguidamente, bajo esta luz se trata de descubrir claramente qué postura tenemos realmente frente a él. En una sentencia de los Santos Padres se lee cómo la plegaria que he ofrecido por un hermano que me ha ofendido es considerada un medio para descubrir mi propia enfermedad. En cuanto deje de ver sólo las faltas de los demás, seré libre para conocerme a mí mismo y para reconocer mis faltas (4)

JUAN CASIANO: Sobre la Oración (conferencias IX - X)

«Acudimos a Dios en los momentos de dolor, en los momentos de placer le olvidamos. Si pudiésemos orar en medio del placer, el dolor jamás vendría».

(Kabir, poeta)

Para Maestro Eckhart, la oración más poderosa que puede realizarlo todo, y la mayor acción que una persona puede hacer, proceden de un corazón puro.
Cuanto más puros sean nuestros corazones, más poderosas, preclaras, útiles, dignas de alabanza y perfectas serán nuestra oración y nuestra acción. Un corazón puro es capaz de hacerlo todo. Pero ¿qué es un corazón puro?
Es aquél que no perturba por nada, ni está atado a nada; no tiene preocupaciones, no desea seguir su propio camino sino que se siente feliz de estar inmerso en la amorosa voluntad de Dios. Un corazón puro se olvida de sí mismo. No hay obra tan insignificante que no pueda crecer en poder y en importancia, gracias a un corazón puro. Que nuestra oración sea hecha de tal modo, que todas las partes de nuestro ser —nuestra mente, ojos, oídos, boca, corazón, miembros y sentidos se esfuercen en conseguirnos la pureza de corazón; no dejemos de orar hasta encontrarnos unidos a Dios, hacia quien se dirigen todas nuestras oraciones y nuestra atención.
Una mente entregada completamente a Dios es la base del bien de la naturaleza humana y del espíritu (5)

MAESTRO ECKHART: Nada y Todo en la Oración

La Oración en el Maestro Eckhart

«La plegaria, en cualquier lengua que se te dirija, es alegre. ¿Cuál es el rango del templo en comparación con la dignidad del hombre? Mi corazón es capaz de todas las formas: Es campo para las gacelas y un convento para los monjes cristianos; un templo para los ídolos y los peregrinos de la Kaaba; las tablas de la Torah y el libro del Corán. Yo milito en la religión del Amor. Cualquiera sea el sendero que sus camelleros huellen, esa es mi religión y mi fe. Dios es, y no hay existencia sino su existencia. A esto se refería el Profeta, cuando dijo: No ultrajes el mundo, porque el mundo es de Dios»

(Al Arabi, filósofo y poeta)

ANA MARÍA SCHLÜTER

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ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
SALMO 36- El Señor es quien salva a los justos

Según Thomas Merton, por la oración, el hombre se presenta ante Dios con gratitud, confianza, adoración, arrepentimiento, consciente de que Dios está dentro de él, y de que su fin es la transformación de nuestra mente y nuestro corazón para tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo: obediencia, humildad y total entrega por amor. Por la oración el hombre se abre al Espíritu Santo que nos llena de amor y nos ayuda a seguir la voluntad divina. No podemos pedir sin levantar el corazón a Dios, y no podemos levantar el corazón a Dios sin pedirle, al menos, que oiga nuestra oración (…)Las palabras: “Orad en todo momento” (1Ts 5,17), son un mandato, porque la oración es tan importante para la vida interior, como la respiración lo es para el cuerpo (…) Por la oración, el hombre, desde lo más profundo de sí mismo, se presenta ante el Señor, es consciente de que Dios está dentro de él, y de que ora por la inspiración del Espíritu Santo pues no podríamos pronunciar el nombre de Jesús en amor y verdad, si él no nos inspirara (1Co 12,3). Las tres personas de la Trinidad actúan en nosotros, se hacen presentes en nuestro interior cuando nos volvemos hacia Dios por medio de su gracia. Si amamos a Dios es porque él nos amó primero (1Jn 4,10), y cuando recibimos ese amor, es porque estamos dando un primer paso en el camino a la santidad. Oramos tal como somos y nos hacemos como somos por la forma de dirigirnos a Dios. Quien nunca ora es el que ha huido de sí mismo, porque ha huido de Dios. La oración la inspira Dios en el fondo de nuestra insignificancia: es el movimiento de confianza, gratitud, adoración, arrepentimiento que nos pone ante Dios, viéndole a él y viéndonos a nosotros mismos a la luz de su verdad infinita; es el impulso que nos mueve a pedirle misericordia, fortaleza espiritual y la ayuda material que necesitamos. Quien no pide nunca a Dios, no sabe quién es Dios y quién es el hombre, porque no sabe cuánto necesita a Dios. La oración verdadera confiesa la absoluta dependencia humana del Señor de la vida y de la muerte, es un contacto vital y  profundo con aquel a quien conocemos, no sólo como Señor, sino como Padre. Cuando oramos verdaderamente es cuando realmente “somos”, y alcanzamos nuestra más alta perfección. Cuando dejamos de orar volvemos a caer en la nada, estamos dormidos o muertos, puesto que la razón principal de nuestra existencia es el amor y el conocimiento de Dios. Aunque hay diversas formas de oración, la verdadera es la que conduce la mente y el corazón hacia Dios. Cuando lo amamos y gustamos en su infinita misericordia, es cuando conocemos que somos hijos de Dios. En la oración podemos recibir un gran consuelo que puede pasar a temor en momentos de angustia cuando somos conscientes de la imperfección y presunción de nuestro amor a Dios. Es un momento de conversión; el hombre que con paciencia puede enfrentarse a esta sequedad y abandono, y sólo pide hacer la voluntad de Dios, es el que penetra en la oración más pura: la contemplación (6)

THOMAS MERTON- La Oración contemplativa

» Sólo una persona que entiende el amor puede entender el significado de la oración. Porque el amor por alguien es una oración dirigida al corazón del Universo, una plegaria que Alá colocó en las manos de cada ser humano como un presente divino

(Maulana Rumi, poeta)

    Para Willigis Jäger, la mística es una forma de oración, un camino de oración. Existen diferentes formas de oración y la mística es uno de esos caminos. Muchos cristianos llegan a una frontera con su oración verbal dirigida hacia un Dios personal y entonces entran en una nueva forma de oración, y esa oración es una nueva experiencia de lo que llamamos Dios. Eso es lo que la tradición llama la oración contemplativa, y lo conocemos por Santa Teresa de Jesús, por San Juan de la Cruz, Francisco de Osuna… Hay un camino donde se enseña esa religión mística (…) En el Cristianismo, durante toda la Edad Media, se utilizó el término «contemplación» para el sendero que conduce a la experiencia de lo divino. Diferenciamos entre tres grados en la oración cristiana: 1.- La oración verbal: oratio. 2.- La oración meditativa: meditatio. 3.- La oración contemplativa: contemplatio. La última forma de oración se enseño hasta bien entrada la Alta Edad Media (…) Todas las religiones conocen dos formas de oración, una “esotérica” y otra “exotérica”. Las religiones, como el budismo, cristianismo, judaísmo, hinduismo e islamismo, tiene sus sagradas escrituras, sus dogmas, ritos, liturgias y esa forma de religiosidad se reza de forma exotérica. «Exoteros», en griego, quiere decir «desde fuera», y el rezo verbal o meditar sobre un texto serían la oración exotérica. Con esta forma de oración lo que hago es activar mis potencias psíquicas, como intuiciones, pensamiento, etc. Y la forma esotérica de oración desarrolla la contemplación (como el budismo con el Zen y el Vipassana; el hinduismo con el yoga; el islamismo con el sufismo; y el cristianismo con la mística). «Esoteros» significa «desde dentro» y en la forma de oración esotérica hago lo contrario: voy sosegando toda actividad mental, intento sosegar las potencias psíquicas, como la memoria, la voluntad y el entendimiento, para que pueda irrumpir lo que está detrás de ello (7)

WILLIGIS JÄGER- Caminos de oracion de los grandes místicos
WILLIGIS JÄGER- La oracion contemplativa, una antigua tradición cristiana

» Cuando despiertas y ves que la Tierra no es tan solo el medio ambiente, quela Tierra es nosotros somos, experimentas la naturaleza de interser. En ese instante logras una verdadera comunicación con la Tierra. Esa es la oraciónmás sublime. En esa relación está el amor, la fuerza y el despertar quenecesitas para cambiar tu vida«

(Tich Nhat Hanh, monje budista)

ORACIÓN "OH DIOS"

Según Teilhard de Chardin, para conservar y acrecentar sobre la Tierra la «presión de Evolución» es vitalmente importante -observaba yo- que, por tensión de las reflexiones religiosas, un Dios cada vez más real y atractivo se defina ante nuestra mirada en el polo superior de la Hominización. He aquí que se descubre ahora otra condición y otra posibilidad de animación cósmica: que, mantenidos y guiados por la tradición de las grandes místicas humanas, consiguiéramos, por vía de contemplación y de oración, entrar directamente en comunicación receptiva con la Fuente misma de todo impulso interior.

Lo que Teilhard veía es que estamos todos inmersos en una gran Misa, una Misa que no es sino nuestra vida y nuestra muerte. Es decir, con nuestra oración ofrecemos nuestro mundo a Dios; Él recibe nuestra ofrenda haciendo de ella su propio cuerpo y su sangre, y con esas palabras la consagra. Así entiende Teilhard la oración cristiana. Tras haber experimentado esta oración, nuestra vida activa se convierte en un acto de comunión extendido, una comunión que en última instancia integra nuestra muerte (8)

TEILARD DE CHARDIN- La Presencia de Dios en el mundo
TEILARD DE CHARDIN- Selección de Oraciones

» De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: ‘Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo’. A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: ‘Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque sólo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho’. «Ahora, que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que yo he sido. Mi única oración es la siguiente: ‘Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo’. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi vida«

(Bayazid Bastami – filósofo místico sufi)

Para Karl Rahner, el cristiano fundamentalmente realiza la experiencia de Dios y de su gracia liberadora cuando está a solas consigo mismo, en la oración silenciosa, en la última decisión de conciencia no recompensada por nadie, en la esperanza ilimitada que no puede ya aferrarse a ninguna garantía calculable, en el desengaño de la vida y en aquella impotencia de la muerte aceptada de buen grado y acogida en la esperanza, en la noche de los sentidos y del espíritu (como dicen los místicos, sin poder airear en este sentido ningún privilegio especial), y así sucesivamente. El único presupuesto es que él viva hasta el fondo estas dimensiones de la existencia y no huya de ellas en un temor que en último análisis resulta culpable. Entonces es cuando tendrá esta experiencia de Dios, aunque no esté en disposición de interpretarla y etiquetarla teológicamente. Sólo a partir de esta experiencia, que constituye el dato fundamental en la espiritualidad, es como la enseñanza teológica adquiere de la Escritura y de la doctrina de la iglesia su credibilidad definitiva y su realización existencial.  Cada uno ha de estar atento al Espíritu de Dios, que, según San Pablo, clama con gemidos inefables; conforme a este mismo Espíritu, cada uno ha de pedir lo que es digno de ser escuchado. En fin, cada uno ha de intentar hacer su propia oración (9)

KARL RAHNER- De la necesidad y Don de la Oración
KARL RAHNER- Oraciones de Vida

» Al orar, entras en la atmósfera interna de Dios; entras en su ser mismo. La plegaria es la forma de hablar con Dios. La plegaria es reconfortante. La plegaria es un imán que atrae la presencia de Dios«

(Gurumayi Chidvilasananda, maestra espiritual)

SALMO 62
Oración de abandono (Charles Foucault)
Oración Oh! Verbo Oh! Cristo (Antonio Chevrier)

Para Matthew fox, la oración es una actitud ante la vida. Creo que es una actitud de gratitud, agradecimiento, consciencia y expansión, pero también abarca todo lo profundo que ocurre en nuestra consciencia y psique, y también es nuestro viaje a través de la oscuridad, el sufrimiento y la duda. Es lo que los místicos llaman la vía positiva y la vía negativa. Creo que también es lo que damos a luz en el mundo: no solo a nuestros hijos (sin duda, a nuestros hijos), sino también a nuestra ciudadanía, a nuestra creatividad (como sea que la expresemos) y a nuestro trabajo en el mundo. Es una lucha por la compasión y la justicia, y eso realmente sigue el esquema de los cuatro caminos de la espiritualidad creativa, que son nuestros esfuerzos por definir lo que es un viaje profundo (…) La lucha por la justicia consiste tanto en oración como en elevación sobre lo que en la vida es bello. Ambas marchan juntas porque, en la medida en que más enamorados estamos de la vida, más vulnerables somos ante las fuerzas que existen dentro de nosotros mismos y dentro de nuestra sociedad, las cuales ponen en peligro la vida, como por ejemplo, la injusticia, el racismo, etcétera. (…) Los cuatro senderos de la espiritualidad de la Creación identifican las cuatro dimensiones de la oración, de un modo más rico y profundo que el efectuado por las teologías clásicas que tratan sobre aquélla. Expresaré aquí sucintamente mi punto de vista: el primer sendero de la espiritualidad se refiere a nuestra experiencia de la reverencia. La alabanza concierne a la reverencia y al asombro, y a la alegría que la acompaña; para los occidentales, resulta más difícil de comprender que el sufrimiento. Esto se debe a que hemos denigrado las fuentes de la reverencia, las cuales son la Naturaleza y la Creación. La oración consiste en volvemos vulnerables a la reverencia, al asombro y a la gratitud. Esta es la primera etapa de la oración. Como dice Meister Eckhart: “Bastaría con que la única oración que dijeras en tu vida fuera ‘gracias’“. La gratitud, el hecho de ser agradecido, tiene su origen en eso. El sendero siguiente es la vía negativa. La vía negativa es la de la oscuridad, el sufrimiento, el silencio, «el abandonarse» e, incluso, la nada. El vaciamiento. Todo esto es oración: experimentar el silencio; vaciarse de imágenes verbales, orales e imaginativas; “abandonarse”, y experimentar el sufrimiento. No consiste solamente en pedir que alivien nuestro sufrimiento, sino en tomar parte de ese proceso, a fin de aprender. El sufrimiento es uno de los grandes maestros, uno de los gurúes de nuestra vida, y los occidentales no sabemos sufrir. La oración es ese proceso liberador. El tercer sendero es la vía creativa: consiste en tomar parte en el proceso creador, no para fabricar un producto, sino para honrar nuestras imágenes prestándoles atención y haciéndolas nacer; ellas son nuestras pasiones, nuestra alegría y nuestro dolor; el Cristo cósmico que mora en nosotros es no solo la luz, sino también las heridas que existen en nosotros y en todos los seres (10)

MATTHEW FOX & RUPERT SHELDRAKE- Diálogo sobre la Oración
MATTHEW FOX - La Sagrada Oracion de accion de gracia y Alabanza (La santidad como hospitabilidad cósmica)

» Rezar no es pedir, rezar es la respiración del Alma. Se puede vivir algunos días sin comer pero no sin reza«

(Mathama Gandhi,  maestro espiritual)

Para Anthony de Mello, la oración es comunicación, diálogo, comunión, alianza con el Señor. Es un movimiento voluntario, y a veces espontáneo, del alma hacia Dios, que alcanza su objetivo por obra del mismo a quien se dirige. En efecto, la oración es un don de Dios. La oración es una técnica, un arte y una gracia, pero también es algo mucho más sencillo. Sólo pensar en Dios ya es orar, y la presencia de Dios está en todas las cosas. Hay diversos tipos de oración, que se definen por el propósito que se persigue al orar. En primer término están las oraciones de súplica, petición o impetración; las de intercesión; las de reparación o arrepentimiento; las de veneración o alabanza; las de acción de gracias. En estos casos la oración es generalmente vocal, y se practica tanto en voz alta como en voz baja o susurrada, e incluso cantada o salmodiada. Pero también la oración puede ser mental, es decir, puede no recurrir a la articulación de palabras sino sólo a imágenes y pensamientos. E incluso existe la oración con el cuerpo, que se manifiesta a través de la danza o la mímica. Todo lenguaje es útil para llegar al Señor. En segundo término, después de los tipos de plegaria mencionados, se encuentra una expresión o un grado de la oración que es la meditación. Ésta consiste en una búsqueda, una reflexión y un esfuerzo dirigidos a comprender aspectos de la vida cristiana y de la presencia de Dios (meditación discursiva), o bien en una apertura del alma al conocimiento directo de Dios mediante la intuición (meditación intuitiva). En este último caso, ya se está en camino a la contemplación, que es la suprema expresión de la oración (11)

ANTHONY DE MELLO- Práctica de la Oración
ANTONIO DE MELLO- Sadhana, un Camino de Oración

» La verdadera plegaria no es petición sino comunión. La oración es comunión en el mismo sentido que en la meditación auténtica no hay ni meditador ni nada sobre lo que se medita«

(Ramesk S. Balkesar. maestro espiritual)

HIMNO A LA MATERIA (Pierre Teilhard de Chardin)
CÁNTICO DE LAS CRIATURAS (San Francisco de Asís)

Para Thomas Keating, la oración centrante es un método de oración que procede de la tradición cristiana, principalmente de “La nube del no saber”, de un autor anónimo del siglo XIV, y de san Juan de la Cruz. Nos lleva a la presencia de Dios y así alienta las actitudes contemplativas de escucha y receptividad. No es contemplación en sentido estricto, vista siempre en la tradición católica como puro don del Espíritu, sino más bien una preparación para la contemplación por medio de la reducción de los obstáculos causados por la hiperactividad de nuestras mentes y nuestras vidas(…) El camino espiritual no consiste en dirigirse a ningún lado, puesto que Dios ya está con nosotros y dentro de nosotros. Lo que hace falta es que permitamos que nuestros pensamientos ordinarios pasen a un segundo plano y floten por el río de la conciencia sin que les prestemos atención, en tanto que nosotros dirigimos nuestra atención hacia el río sobre el cual flotan (…) La oración está centrada en el corazón del misterio cristiano, que es la pasión, muerte y resurrección de Cristo. (…) No hay ninguna otra forma de curar las heridas de los primeros años de vida que no sea la de pasar por la cruz. La cruz que Dios nos pide que aceptemos es primeramente el sufrimiento que llevamos con nosotros desde los primeros años de vida. Nuestras heridas, nuestras limitaciones, nuestros defectos personales, todo el daño que otras personas nos han hecho desde el comienzo de nuestra vida hasta ahora, y nuestra experiencia personal del sufrimiento de la condición humana tal como lo hemos vivido individualmente – ésta es nuestra verdadera cruz-. Esto es lo que Cristo nos pide que aceptemos y que le permitamos compartir con nosotros. (…) Cada vez que consentimos a una nueva luz en nuestra debilidad y pobreza, nos encontramos en un lugar más profundo con Cristo. Ocupar el lugar más bajo es estar en el lugar más alto a los ojos e Dios. No puedo explicaros por qué es así. Quizá es sencillamente la forma de ser de Dios. Cristo en su pasión es el maestro quien mejor enseña quien es Dios. Pura humildad. Total desinterés. Servicio absoluto. Amor incondicional. El significado esencial de la encarnación es que este amor es totalmente asequible. La oración centrante es simplemente un método humilde de tratar de acceder a esa bondad infinita renunciando a nosotros mismos. Consentir a la presencia y la acción de Dios simbolizadas por la palabra sagrada no es otra cosa que la confianza y la entrega de nosotros mismos (12)

THOMAS KEATING- Intimidad con Dios (La Oración Centrante)

» Verdadera herejía es orar, Pidiendo a Dios que la calamidad aleje«

(Mavlana Rumi, poeta)

Según Laurence Freeman, para los maestros del desierto la oración equivale a la oración contemplativa. Significa la oración del corazón; la oración continua, y es lo más importante del mundo para ellos. Es la fuente del significado. La oración continua significa «tranquilidad estable y pureza perpetua de la mente». La palabra «mente» aquí, no debe ser vista como algo demasiado cerebral, intelectual, o cognitivo. También significa corazón, tal vez significa conciencia. Este es el propósito, según los maestros del desierto, de toda ascesis, de toda disciplina, de toda búsqueda espiritual. De hecho, el propósito de todo es llegar a esta condición de oración incesante o continua. San Agustín dice lo mismo cuando dice que todo el propósito de esta vida, la razón por la que celebramos los sacramentos, la razón por la que leemos las escrituras, es «devolver la salud al ojo del corazón para que Dios pueda ser visto” Se podría pensar en la oración como una gran rueda en lugar de una gama. Los diferentes radios de la rueda son las diferentes formas de oración. Tantas formas como quieras pensar, tantas formas de oración como puedas imaginar, desde el rosario a la Eucaristía, a la liturgia de las horas, a la oración bíblica, a la oración de petición, a la oración de intercesión. Cada tipo de oración que imagines podría estar incluida entre esos radios. El borde exterior de la rueda es como nuestra vida, el borde que hace contacto con la tierra, la rueda que gira y nos lleva hacia adelante. Pero todos estos radios de la rueda están conectados y se juntan en el centro de la rueda, el buje de la rueda. Y allí, hay quietud. En el centro de la rueda, hay quietud. El aro exterior se mueve, pero el centro del buje está quieto. Y ese centro de la rueda de la oración es simplemente la oración del propio Cristo. La teología básica de toda oración cristiana es que nuestro viaje de oración está más allá de nuestra propia oración, más allá de nuestra oración egocéntrica, en la oración del mismo Cristo: «Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí». «No sabemos cómo orar, pero el Espíritu ora dentro de nosotros (13)

LAURENCE FREEMAN- La Oración continua y la Oración pura
LAURENCE FREEMAN- La Oración de Fe

» La plegaria no es verbal. Viene del corazón. Sumergirse en el Corazón es plegaria. Eso es también Gracia.  La entrega misma (a Dios) es una plegaria todopoderosa«

(Ramana Maharshi, maestro espiritual)

TERESA GUARDANS

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Dejarse tocar por cada paso, siendo uno con mi paso ..." (Rafael Redondo)
Lo absoluto es real. Es la existencia esencial …” (Geneviève Lanfranchi)
"Me siento como el recipiente de una vida valiosa ..." (Etty Hillesum)

Para Hans Küng,  solo si Dios nos sostiene, nos domina y nos rodea de una manera transpersonal, Él también puede ser invocado en la oración: la estructura Yo-Tú es, por esto, constitutiva. Por lo tanto, no se presupone en nuestra vida una intervención milagrosa desde el exterior. La oración es, por tanto, esencialmente un coloquio “delante” de Dios y “con” Dios: no la búsqueda de refugio en un Deus ex machina, concebido como un objeto, sino la invocación de un interlocutor transpersonal que nos rodea por todas partes (…) Existe también una promesa de la oración: el Dios, a quien le hablo, no puedo verlo ni tocarlo; Dios no está presente ni disponible, sino ausente. Aquí está la experiencia del “vacio”, en el sentido del hindú Nagarjuna; y de la “nada”, en el sentido del budista Nishida; así como la experiencia del “eclipse de Dios” en el sentido del judío Buber; y de la “nochoscura” de la cristiana Teresa de Ávila. Pero la confianza creyente se abre paso a través del vacio y de la nada, a través de la oscuridad y de la noche oscura, en la que se confía en el que no puede ver ni tocar. Así, en medio de cada ausencia, el creyente puede experimentar entre toda incertidumbre su certeza, la presencia de Dios. Por lo tanto, la oración siempre es solamente una confianza para estar en el camino hacia el Dios ausente-prsente. La oración es también reflexionar, siyuar y narrar, una reflexión desafiante sobre la vida en situaciones concretas, no en el sentido de una escala de la oración que conduce a Dios, sino len la de un confiado acercamiento a tientas (…) Pero… más allá de cualquier comparación de la oración mística con la oración profética, de la forma oriental de meditación impersonal con la forma occidental de oración personal, más alla de cualquier análisis de la praxis de la oración de Jesús con sus consecuencias para una oración cristiana de hoy, ¿el hombre moderno puede, más aún, debe realmente todavía orar? (14)                                                                          

HANS KÜNG- ¿Por qué Orar? (La Oración y el problema de Dios).

» Recita lo que te ha sido revelado de la Escritura y haz la oración. En verdad, la oración protege del pecado y de la equivocación y elrecuerdo de Dios es más grande. Y Dios sabe lo que hacéis«

(Coran 29:45)

Para José Fernández Moratiel, la oración es reunirse con Aquel que es nuestra roca. En la oración ejercitamos el interior. El no ejercer el interior es la gran desgracia de la vida… Orar es vivir con sosiego. El encuentro surge del vacío, del silencio… Sería una catástrofe que el discurso sobre la oración supliera a la práctica de la oración… La oración es un acto de fe en Dios. No se puede cuestionar la oración. En la oración está la encarnación de nuestra vocación, de nuestra fe. Hay que dejar todos nuestros problemas en manos de Dios. Él está por encima de ellos. Hemos de ir a la oración sin nada. Todas las cosas secundarias deben quedar en un segundo plano. En el primer plano está el Reino de Dios. Y nuestro ego ha de entrar en cierta calma, y desaparecer. Para orar, como para comer, lo mejor es hacerlo con el menor número de “especias”: la oración nos da la oportunidad de apreciar el puro sabor de lo divino… De la oración no hay que sacar nada. Pero la nada da susto y resistencia. Nos resistimos a hacer cosas para nada. Orar para nada… La oración no está en lo que tú puedes expresar o sentir. La oración está en lo que Dios puede obrar en ti, lo que tú le permitas. La oración no es lo que tú expresas sino lo que Él puede expresarte y sólo en el silencio tú puedes escuchar”… La oración del silencio es artesanal, no se da hecha, la hacemos nosotros día a día. La oración silenciosa no es confeccionada, digámoslo así, sino a la medida. Y una cosa es una prenda confeccionada y otra la hecha a medida … La oración no se puede definir. De hacerlo se le puede poner límites. En la oración el actor principal es Dios. No existe descripción válida. A una montaña no se le ven todas las laderas. Así pasa con la oración. Una forma de hablar de la oración puede ser mencionarla como un lugar de encuentro, como una relación…Al principio, se siente la necesidad de decir algo porque sino parece que no se reza. Pero luego…, hay que quedarse en silencio porque Dios tiene algo que decir (15)

JOSÉ FERNÁNDEZ MORATIEL-La importancia del Silencio interior en la Oración

» Nosotros, pobres ignorantes, Elevamos nuestros brazos, pidiendo cosas que los sabios poderes, para nuestro bien nos niegan, de manera que encontramos provecho al perder nuestras oraciones«

(William Shakespeare, poeta)

Para John Main, La oración es en esencia aprender a prestar atención al Otro; y aprender a considerar al Otro de manera no egoísta o auto-calculadora, sino simplemente por el bien del Otro, porque en realidad el Otro es infinitamente amable. En la visión de Benito, Dios y nuestro prójimo no son dos entidades que claman por nuestra atención en detrimento de uno u otro. Dios no exige nuestro amor a expensas de nuestro hermano. De hecho, el amor por otros es la profundización de nuestra comunión intrínseca con Dios en lugar de una disolución de ella. «El que habita en amor habita en Dios». (1 Jn 4, 16) De manera similar, el amor que tenemos unos por otros, debidamente entendidos, nos impulsa más profundamente en el misterio del amor mismo. Para amar al Dios que no podemos ver, debemos amar al hermano que podemos ver. Y podemos ver a nuestro hermano como hermano precisamente porque estamos convencidos de que Dios es nuestro Padre. Aprender a orar requiere una buena cantidad de desaprendizaje. Puede requerir mucho sufrimiento. Si vamos a profundizar nuestra fe, entonces tenemos que aprender a dejar atrás las oraciones de nuestra vida anterior y entrar en el misterio de la oración. También hay dolor en el descubrimiento de que la oración no es un acontecimiento egocéntrico, sino que la oración es un proceso autotrascendente, el proceso de pasar al Otro. Descubrimos, por supuesto, que la oración en este sentido más profundo de autotrascendencia es un proceso inimaginablemente enriquecedor, porque a medida que avanzamos en nuestra oración comenzamos a entender que estamos aprendiendo a ver el mundo, a ver toda la realidad y a nosotros mismos, ya no desde nuestro punto de vista limitado, sino desde el punto de vista del Otro. Comenzamos a entender lo que San Pablo quiso decir cuando dijo: «Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Gal 2:20). En esta experiencia, el dolor del cambio y el dolor del crecimiento no deben compararse con la gloria que descubriremos dentro de nosotros mismos cuando tengamos el valor de llegar a ser plenamente vivos en Cristo. Recuerda estas palabras de San Ireneo: «La gloria de Dios es el hombre plenamente vivo» (16)

JOHN MAIN- La Tradición y la fuerza del Mantra. (Una palabra hecha silencio)
JOHN MAIN-Las conferencias de Gethsemaní sobre la Oración (Meditación Cristiana)

» El silencio es la forma de plegaria más sonora «

(Vivekananda. maestro espiritual)

ORACIÓN DEL PADRENUESTRO
MANTRA "YO SOY ESO, ESO ERES TÚ"

Para Franz Jalics, la oración nos acerca a la pura presencia, intento estar puramente presente sin nada más. La oración no es plantear preguntas, ni crearse problemas, ni dar explicaciones. No es una imagen, no es una palabra, no es un nombre. Es una Presencia. Es la presencia de Dios. Se trata de estar sin pensar. Estar presente para vivir el silencio interior, un silencio muy presente, muy vivo, pero sin palabras y sin explicaciones. Es como la presencia de ti misma, pero que es mucho mayor. Miriam me pregunta: «¿Cómo se conecta con esta Presen-cia?». No es que uno conecte, sino que la Presencia conecta contigo. Te puedes preparar para que pueda llegar, fundamentalmente en el silencio. Si estás en silencio, muy presente, entonces la Presencia viene lentamente. Sería muy bueno si siempre viviéramos en la Presencia. La presencia de Dios, la pura presencia y la presencia del silencio son las que nos llevan a una paz profunda. Se vive la presencia de Dios en el silencio interior. Un silencio donde yo estoy, pero no hago nada y no pasa nada: eso acerca a Dios. Aunque siempre pasen cosas, lo que pasa en el exterior pasa fuera y uno puede dejar de pensar en ello, retirarse y entrar en el silencio. Las cosas que pasan internamente, que nos causan problemas, son más difíciles de frenar. Aun así es posible llegar al silencio interior. Entonces uno avanza. Cuando tengo problemas, situaciones del mundo, los dejo fuera de mi mente y me voy al silencio, hasta que llego a la esencia y a la percepción de Dios. Llegar al silencio interior, esto es lo primero, lo importante y, después, una conexión con la presencia de Dios. Eso: es todo (17)

FRANZ JALIC- Aprendiendo a Orar, introducción a los cuatro grados de la Oración.

» Cuando ya no rece para satisfacer mis deseos materiales, sino para obtener a Dios mismo, entonces Dios se me aparece de una forma u otra (humana o no humana) para guiarme hacia Él mismo, en respuesta a mi oración y de acuerdo a mis necesidades «

(Ramana Maharshi. maestro espiritual)

Para Hugo M. Enomiya-Lassalle, existen personas que, por así decirlo, nacen místicas. No en el sentido de que nazcan siendo hombres perfectos; de que entren en el mundo siendo ya santos; esto sólo fue posible en el caso del mismo Dios al hacerse hombre; es el caso, según la expresión tradicional de la teología, en que existe una unión personal entre Dios y el hombre. Nos referimos al hecho de que algunas personas, en cuanto llegan al uso de razón y despiertan de alguna manera al mundo de lo religioso, oran y meditan espontáneamente al modo de los místicos. En cuanto se preparan para la oración, todo en ellos se recoge hacia el interior y se unifica, de tal manera que dejan de pensar discursivamente (…) Para llegar a ser una persona cabal no basta, desde luego, la meditación. Hemos de decirlo desde el principio y de una vez por todas: si el hombre no se esfuerza constantemente por llevar una vida libre de pecado y por dominar sus pasiones desordenadas, ningún método de oración le va a hacer avanzar de verdad. Puede que recoja algún que otro fruto aparente, pero al final llegará a constatar, por experiencia propia, que va por mal camino (…) La oración tiene sus grados, que tienen verificación también en la meditación cristiana. No se trata de grados o etapas inventados a capricho, sino que corresponden «al estado interior del que ora y a su crecimiento espiritual progresivo». «Tales grados son la oración vocal leída; la oración llevada a cabo con atención; la oración hecha con el entendimiento; con el corazón; y por fin la oración que actúa por sí misma, contemplativa, puramente espiritual, que conduce al éxtasis más allá de nuestra conciencia» Expresándolo más detalladamente: 1: La oración pronunciada sólo con la boca. 2: La oración comprendida con el entendimiento y realizada conscientemente desde el principio hasta el fin. 3: La oración que entra en el corazón y es acogida por el sentimiento; aquí ya coopera la gracia. 4: La oración que nace del corazón, que se continúa en él y culmina en el éxtasis. Estos grados o etapas no se pueden invertir porque se basan en la misma naturaleza humana. La cuarta etapa a que hemos aludido está íntimamente relacionada con la oración de Jesús tal como se practica en la Iglesia Oriental desde hace más de un milenio (…) Como se ve al considerar estas etapas, la oración progresa en un movimiento que va de fuera adentro y simultáneamente pasa de una actitud activa a una actitud cada vez más pasiva. Al principio la persona actúa casi por completo y ella sola; al final se mantiene receptiva, pasiva, parcial o totalmente. Sólo así se hace posible la oración ininterrumpida, como sucede en la etapa final de la oración de Jesús. De lo que llevamos dicho, fácilmente se deducirá que las dificultades que con el correr del tiempo se van presentando, no sólo no son impedimento para el verdadero avance en la oración, sino que incluso son necesarias; sería, por lo tanto, una equivocación intentar soslayarlas entreteniéndose con lecturas durante la meditación (18)

ENOMIYA HUGO-LASSALLE- La Meditación y la Oración para la experiencia de Dios

» No pidas a Dios, otra cosa que no sea Dios, fuera de Él, todo lo demás es perecedero. Nunca pidas a Dios algo sujeto a decadencia, No pidas a Dios nada fuera de El mismo, No obscurezcas tu mente con pensamientos y deseos que son quimeras «

(Mavlana Rumi, poeta)

ORACIÓN A JESÚS OBRERO
TOMA SEÑOR Y RECIBE (Oración de San Ignacio de Loyola)

Para Neil Douglas-Klotz, la Oración nos recuerda, que algunas veces nuestros ideales –incluyendo aquellos como la santidad, paz y unidad- nos llevan hacia el futuro o hacia el pasado, haciendo difícil estar en el presente, donde realmente es necesaria la ayuda (…) La oración (Padre nuestro en Arameo) es purificadora y nos ayuda a recordar lo que es importante en la vida y contiene los temas centrales de los discursos de Jesús. Estos temas retratan un ciclo de renovación, que revela un viaje en espiral a través de etapas similares a aquellas presentadas por los “cuatro caminos” de la creación de la espiritualidad: los caminos de la bendición original, el dejar ir, el avance y la compasión (…), En mi trabajo de investigación he agregado meditaciones abiertas u “oraciones corporales” enfocadas hacia la experiencia de las palabras de Jesús, en nuestro propio cuerpo y en nuestra vida. Estas oraciones corporales alientan a participar en el Sonido y sentimiento de las palabras, así como a participar en el significado intelectual y metafórico. Para llegar cerca de la experiencia que Jesús ofreció a aquellos que le escucharon, debemos extender nuestra comprensión más allá de lo que llamamos “mente”, hacia la totalidad del ser. Este es el nivel místico o universal de interpretación (…) La base de estas oraciones corporales se deriva de un trabajo místico tradicional, vivido por miles de años en el Medio Oriente. He modificado y trabajado el uso de esta tradición, para que pueda ser utilizada por la gente de hoy en día. Ya no hay más “secretos” que no puedan ser ya expuestos a aquellos que los puedan entender. Siento que la necesidad de la Tierra, es tan grande, que debemos hacer útil todo para reestablecer la armonía con toda la creación (19)

NEIL DOUGLAS-KLOTZ. Plegarias por el cosmos

» Uno de los mejores modos de comprender a los hombres es reflexionar sobre las fórmulas de su oración «

(Abd. El Jalil, palabras del Corán)

Para C. S. Lewis, la oración es un puro don, un gran regalo de Dios. En la oración el yo real lucha por hablar, una vez siquiera, desde su ser real, y por dirigirse, una vez siquiera, no a los otros actores, sino a … ¿Cómo debo llamar a Dios? ¿El autor, pues nos ha invitado a todos? ¿El director de escena, pues lo controla todo? ¿La audiencia, pues mira y juzgará la representación? La oración que precede a todas las oraciones es: «Que sea el yo real el que habla; que sea el tú real aquél al que hablo (…).Los cristianos decimos que Dios es omnisciente, pero muchas oraciones parecen consistir en darle información (…) En vez de ser meramente conocidos, nos mostramos, nos anunciamos, nos ofrecemos a su mirada. Debemos exponer a Dios lo que está en nosotros, no lo que debe estar en nosotros (…) Me parece que a menudo rechazamos, casi con mal humor, el bien que Dios nos ofrece porque, en ese momento, esperábamos algún otro bien. Sería apresurado decir que hay alguna plegaria que Dios no atiende nunca. Sin embargo, la candidata más segura es la plegaria que se podría expresar con el sencillo término repetición. Nuestra ignorancia es lo único que hace posible la oración de petición. Si Dios hubiera atendido todas las absurdas peticiones que he hecho en mi vida, ¿dónde estaría yo ahora?. Tengo la opinión de que las que nos parecen ser las peores oraciones pueden ser, realmente, las mejores a los ojos de Dios (…) Por ignorancia pedimos lo que no es bueno para nosotros o para los demás, o lo que intrínsecamente no es posible. Asimismo, atender la plegaria de uno implica rechazar la de otro. Mi opinión es que sólo se da cuando el que ora lo hace como un compañero de trabajo de Dios que pide lo que necesita para el trabajo en común. La oración del profeta, del apóstol, del misionero, del sanador es elevada con esa confianza, y encuentra justificada su confianza por el acontecimiento. Creo que a veces rezo por lo demás cuando debería hacer algo por ellos. (…) Una de las finalidades por las que Dios instituyó la oración tal vez sea corroborar que el curso de los acontecimientos no es gobernado como un estado, sino creado como una obra de arte a la que cada ser hace su contribución, y (en la oración) una contribución consciente, y en la que cada ser es a la vez fin y medio (20)

C.S.LEWIS- Disciplina de la Oración
C.S.LEWIS- La eficacia de la Oración

» Aquel que al levantarse de orar es un hombre mejor es aquel cuya oración es contestada. Por otra parte, por lo general, oramos a Dios pidiendo milagros, y no es de extrañarse que esas oraciones no sean contestadas. Toda oración se reduce a lo siguiente: »Oh, Dios, concédeme el que dos veces dos no sean cuatro «

(George Meredith, poeta)

SONETO A JESÚS CRUCIFICADO (atribuido a San Juan de Ávila)
ORACIÓN DEL PADRENUESTRO

Para Anselm Grün, y para los antiguos monjes, la oración era la fuente del autoconocimiento y un remedio para todas las heridas que hoy nosotros pretendemos curar con técnicas psicológicas. La oración tiene, al mismo tiempo, tanto una función analítica como una función terapéutica. En la oración conoce el hombre todas sus posturas erróneas y sus enfermedades, y orando es como descubre su remedio. El orante no es simplemente un ser piadoso, sino alguien que, por la oración, llegará a ser hombre más maduro, más sano, más sabio, un hombre santo; una persona de la que hoy podríamos decir que se ha encontrado a sí misma, se ha identificado consigo misma, se ha realizado a sí misma (…) El hombre es imagen de Dios. Ha de conocer su dignidad, su belleza, la bondad que Dios ha depositado en él, su capacidad para ser morada de Dios. Pero, al mismo tiempo, el hombre coloca simplemente sobre sí todo cuanto tapa y deforma esa imagen, teniendo para ello que sacar a la luz todas las sombras, la maldad, lo erróneo y deformado, lo demoníaco que abriga en su interior. Luego, Dios le sanará, restaurará la imagen primitiva y le ayudará a ser el que estaba previsto que fuera. Y esto no es otra cosa que el verdadero autodesarrollo del hombre. (…) En la oración no podemos escabullirnos de nosotros mismos. Dios no se “deja usar” como evasiva, como camino de huida. Esto nos lo revela en cuanto que Él permite que en la oración surjan continuamente nuestros sentimientos y pensamientos, y así nos muestra claramente nuestro propio estado interior. Si un hombre, en la oración, no se acuerda de su conducta, al orar se mueve simplemente en el vacío. Es, por lo tanto, un hecho de la experiencia que la oración me impele al autoconocimiento. El autoconocimiento no es simplemente una condición previa para la oración, sino que, recíprocamente, la oración es una valiosa ayuda para que el hombre se conozca a sí mismo. Carl G. Jung llama a la oración un coloquium cum suo angelo bono y la interpreta como una conversación con el propio inconsciente, pudiendo por ello desarrollar sus valiosas energías e iniciar de esta forma un verdadero proceso de transformación y de curación en su alma. La oración ayuda al hombre a salir de su pequeño yo, que yace prisionero del consciente, y le hace avanzar hacia su verdadero yo, hacia ese núcleo íntimo de la persona que une conjuntamente el consciente y el inconsciente, Dios y el hombre. Esto es, según Jung, absolutamente necesario para el proceso del “ser”, para la autorrealización, para lo que él llama “individuación” (21)

ANSELM GRÜN- Oración y Autoconocimiento

Para Alexis Carrel, la oración parece ser esencialmente una tensión del espíritu hacia el substratum inmaterial del universo. De una manera general consiste en una queja, en un grito de angustia, en una llamada de socorro, y, a veces, se convierte en una serena contemplación del principio inmanente y trascendente de todas las cosas. Podemos igualmente definirla como una elevación del alma hasta Dios o como un acto de amor y de adoración para con Aquél a quien se debe este prodigio que se llama vida. En realidad, la oración representa el  esfuerzo por comunicarse con un ser invisible, creador de todo lo que existe, suprema sabiduría, fuerza y belleza, padre y salvador de todos y de cada uno de nosotros. Lejos de consistir en una simple recitación de fórmulas, la verdadera oración representa un estado místico en el cual la conciencia se absorbe en Dios. Este estado no es de naturaleza intelectual y por eso se conserva inaccesible e incomprensible a filósofos y sabios. De la misma manera que el sentido de lo bello y del amor, no exige ningún conocimiento libresco. Las almas sencillas sienten a Dios tan naturalmente como experimentan el calor del sol o el perfume de una flor. Mas este Dios tan abordable para aquél que sabe amar, se oculta en cambio ante quien no sabe comprenderle. El pensamiento y la palabra se sienten impotentes cuando intentan describirle. Por eso la oración encuentra su más alta expresión en un arrobo de amor a través de la noche oscura de la inteligencia (22)

ALEXIS CARREL- "La Oracion, su poder y efectos curativos"

» No habrá ninguna causa de temor para uno cuya mente mora por la voluntad del Señor en la plegaria, «Oh Señor, que nada acontezca según mi deseo; que solo se haga Tu voluntad«

(Ramana Maharshi, maestro espiritual)

NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

(1) Extractos de “Francisco de Asís, Maestro de Oración” por Eloy Leclerc O.F.M, de la web franciscanos.org,

(2)  Extractos de libro “Teresa en Oración” de Pablo Maroto (Editorial de Espiritualidad, Madrid 2004)

(3) Textos extraídos del libro “ Historia de los métodos de Meditación No Dual” de Javier Alvarado (Editorial Sanz y Torres, Madrid 2012)

(4) Extractos del libro “Oración y autoconocimiento” de Anselm Grün (Editorial Verbo Divino, Estella/Navarra 2001)

(5) texto extraído de la web nodualidad.info

(6) Textos extraídos del libro “Thomas Mertón, el hombre y su vida interior” de Elvira Rodenas (Editorial Narcea, Madrid 210)

(7) textos extraídos de Fundación Hypatia (hypatia.cl) “Dios se baila a sí mismo en mí” y del libro “En busca del sentido de la vida” de Willigis Jäger (Ed. Narcea, Madrid 2007)

(8) Textos extraídos del libro “Teilhard de Chardin, Escritos esenciales» Ursula King (editorial Sal Terrae, Santander 2001)

(9) texto extraído de “la Oración del Espíritu Santo” de Carl Rahner (Se recitó por primera vez con un grupo de estudiantes que estaban de misión en la catedral de Friburgo del 2 al 9 de diciembre de 1951)

(10) Extractos del libro “Ciencia y Espiritualidad, la nueva visión” de Matthew Fox & Rupert Sheldrake (Editorial Kier, Buenos Aires 1999)

(11) texto extraído del libro “Práctica de la Oración” de Anthony de Mello (ed. Lumen, Buenos Aires 1993)

(12)Extractos del libro “Intimidad con Dios” de Thomas Keating (ed. Desclée De Brouwer, Bilbao 1997)

(13) Texto extraído de la web nodualidad.info

(14) Extractos del libro “La Oración y el problema de Dios” (Ediciones San Pablo, Madrid 2019)

(15) texto extraído del PDF “El sistema espiritual de la escuela del Silencio” (compilador Fray Julián de Cos Pérez de Camino O.P. Monasterio de Prulla, 2010)

(16) texto extraído de la web meditacioncristiana.net

(17) texto extraído del prólogo del libro al libro «meditación Contemplativa» de Miriam Subirana (editorial Kairós, 2024)

(18). Extractos del libro ”La Meditación camino para la experiencia de Dios” de Hugo M. Enomiya-Lassalle (editorial Sal Terrae, Santander 1981)

(19) textos extraídos del libro “Plegarias del Cosmos” de Neil Douglas-Klotz (Ed. Grijalbo, Barcelona 2015)

(20) textos extraídos del libro “Y si Dios no escuchase” de C.S.Lewis (Ed. Rialp, Madrid 2017)

(21) Extractos del libro “Oración y Autoconocimiento” de Anselm Grün (editorial Verbo Divino, Estella/Navarra  2001)

(22) texto extraído del libro «La Oración, su poder y efectos curativos vistos por un fisiólogo» de Alexis Carrel (Editorial Orellana, Madrid 1946)